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pueblo con encanto en Tenerife "Taganana"

Pueblos con encanto: joyas escondidas de Tenerife

Tenerife se disfruta a fuego lento, apreciando la calidad de sus experiencias. Detrás de sus playas y del coloso del Teide late una constelación de pueblos con encanto que guardan plazas de piedra, balcones de madera aromática y relatos de lava y salitre. Son lugares donde todavía se saluda por el nombre, donde el pan llega al amanecer y el reloj se rinde a la conversación.

No hace falta ir deprisa. Conviene mirar hacia arriba, seguir el rastro de una acequia, entrar en una ermita y sentarse a la sombra de un drago. Y cuando cae la tarde, escuchar cómo el mar respira.

Masca: un caserío de Teno que desafía la gravedad

Masca aparece entre barrancos verticales como un secreto bien guardado. Las casitas de piedra volcánica se encadenan en terrazas, los techos rojizos contrastan con el verde de los bancales y la luz se filtra entre palmeras y laurel de Indias.

  • Arquitectura tradicional con muros de piedra y madera de tea, balcones floridos y calles estrechas.
  • Una pequeña ermita del siglo XVIII preside la plaza, a la que se asoma todo el pueblo.
  • Entorno agreste que regala vistas directas hacia los acantilados y la inmensidad del Atlántico.

Caminar aquí es parte de la experiencia. El famoso descenso del barranco, hoy regulado, requiere reserva previa y calzado firme. Al final, una cala volcánica como recompensa. Fuera del sendero estrella, hay miradores sobrecogedores y talleres artesanos que mantienen viva la cestería y el trabajo de la madera.

Sugerencia práctica: aparcar es limitado y las carreteras son curvas. Madrugar o usar guagua en temporada alta evita esperas innecesarias.

Garachico: el puerto que renació de la lava

En 1706 la erupción de Trevejo cubrió de lava parte de Garachico. Aquella tragedia dejó un legado paisajístico extraordinario y un carácter tenaz. Hoy, su casco histórico luce casonas nobles, conventos serenos, plazas adoquinadas y el Castillo de San Miguel vigilando el mar.

  • Los charcos naturales, formados sobre antiguas coladas, son un baño inolvidable cuando el mar lo permite.
  • La Iglesia de Santa Ana, la Casa de los Marqueses de la Quinta Roja y otras mansiones guardan patios de madera y cantería volcánica.
  • Calendario festivo vibrante con citas que movilizan al pueblo entero.

Es un lugar para pasear sin prisa, entrar en una sala de exposiciones, probar un vino malvasía y elegir un pescado del día. De noche, el rumor del agua en El Caletón y la silueta de los balcones iluminados dejan una escena que se queda.

Taganana: la magia de Anaga entre laurisilva y espuma

El macizo de Anaga se encrespa en laderas cubiertas de laurisilva, ofreciendo un espectáculo de naturaleza exuberante y lleno de encanto, y entre sus pliegues asoma Taganana, blanco, marino y montañero a la vez. Aquí la montaña cae al océano dejando playas negras y fotogénicas, como Benijo, y barrancos con huertas escalonadas.

  • La iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, sobria y antigua, resume siglos de devoción.
  • El ambiente pescador convive con la agricultura de bancales.
  • Rutas a pie conectan caseríos cercanos y miradores como el Roque de las Ánimas.

El acceso por carretera regala panorámicas continuas, aunque con curvas. Compensa quedarse a comer pescado fresco, probar un mojo casero y alargar la sobremesa hasta el atardecer. Si te gusta la fotografía, un cielo encapotado en Anaga multiplica la fuerza del paisaje.

La Orotava: balcones de tea, patios perfumados y arte efímero

La Orotava conserva la elegancia de una villa señorial. Los balcones tallados en tea, los patios con columnas y las fachadas de colores recuerdan el poder de sus familias de antaño. Caminar por sus calles empedradas es encontrarse con jardines, acequias históricas y casas museo que muestran calados, cerámica y tejidos.

  • La Casa de los Balcones y el Palacio Lercaro permiten asomarse a la vida doméstica de siglos pasados, dejando ver los detalles bonitos de la arquitectura tradicional.
  • Los Jardines Victoria dibujan terrazas verdes con vistas al valle y al Teide.
  • En junio, el Corpus Christi tiñe las calles con alfombras de flores y arenas volcánicas.

Conviene reservar una mañana para visitar casas patrimoniales, sentarse en una plaza con un café y rematar con una cata de vinos locales. El mirador de Humboldt, a pocos minutos, regala una postal amplia del valle.

San Juan de la Rambla: madera, piedra y charcos tranquilos

Más discreta que sus vecinas, San Juan de la Rambla es una localidad que reúne un pequeño casco ideal para viajes rurales, con casonas rurales, balcones de madera y una iglesia que habla de un pasado marinero y agrícola. En la costa, el Charco de La Laja es un anfiteatro volcánico de aguas claras donde apetece quedarse.

  • Ambientes de pueblo norteño, con plazas cuidadas y jardines floridos.
  • Tradición festiva y gastronómica que se siente en fines de semana y verbenas.
  • Caminos cercanos que conectan con miradores y tramos de costa salvaje.

La escala aquí es perfecta en una ruta por el norte: paseo corto, baño si el mar está en calma y un almuerzo con pescado a la plancha.

Icod de los Vinos: el drago, las bodegas y la calma

Su plaza principal se abre hacia el Parque del Drago, donde un ejemplar milenario de Dracaena draco domina la escena. Icod invita a pasear por calles sombreadas, entrar en templos recogidos y acercarse a sus bodegas familiares.

  • La Cueva del Viento, uno de los mayores tubos volcánicos de Europa, ofrece visitas guiadas que sorprenden, perfecta para escapadas rurales diferentes.
  • Vinos con carácter, repostería tradicional y quesos de la zona elevan cualquier merienda.
  • Arquitectura colonial sobria, con balcones y patios discretos.

Quien disfruta de los detalles agradecerá un par de horas para enhebrar callejones, tomar notas y dejarse tentar por una cata.

Candelaria: devoción frente al Atlántico

A orillas del mar, la basílica dedicada a la Patrona de Canarias marca el pulso de Candelaria. En su plaza se alinean las esculturas de los menceyes guanches, recordatorio de una historia anterior a la conquista y de una fe que ha encontrado su propio lenguaje isleño.

  • Peregrinaciones de agosto que llenan de caminantes los senderos hacia la costa este.
  • Paseo marítimo largo y apacible, salpicado de terrazas y heladerías.
  • Cocina marinera y dulces populares que saben a infancia.

Incluso fuera de fechas señaladas, entrar en la basílica y oír la marea desde la plaza deja una sensación de equilibrio sereno.

Joyas discretas para completar la ruta

Más allá de los pueblos, Tenerife, al igual que otras regiones de España, atesora espacios poco concurridos que iluminan su carácter volcánico, su gusto por la mesa y su vida cultural, característicos de cada comarca. Este listado ayuda a conectarlos con tu itinerario.

LugarQué esPor qué irConsejos útiles
Malpaís de GüímarReserva volcánica costeraSendero entre coladas oscuras, cardones y tabaibas con vistas al AtlánticoRuta a pie con sol intenso. Agua, gorra y respeto a la señalización
Montaña Roja, El MédanoCono volcánico y playaContraste de dunas, arena negra y el cráter rojizo junto al marSubida breve con viento frecuente. Evita horas centrales
ChinyeroPaisaje de erupción históricaÚltimo volcán activo de Tenerife en 1909, senderos circulares en pinarAltitud fresca. Pista cómoda, apta para familias con calzado adecuado
Malpaís de La RascaReserva costeraFaro, acantilados y flora halófila en un litoral casi intactoAcceso a pie desde Palm-Mar o Las Galletas. Nada de vehículos en la reserva
Pirámides de GüímarParque etnográficoPirámides escalonadas, jardines temáticos y exposición antropológicaIdeal media jornada. Combínalo con el malpaís cercano
Casa del Vino, El SauzalCultura y cataHistoria del vino isleño en una casa tradicional con miradorSala de catas y restaurante. Perfecto al atardecer
Mercado Ntra. Sra. de África, Santa CruzMercado históricoQuesos, mojos, frutas locales y un edificio con encantoMejor por la mañana. Degusta, pregunta y compra para un picnic
Cueva del Viento, IcodTubo volcánicoGeología viva y recorrido bajo tierra con guíaPlazas limitadas. Reserva con antelación y lleva abrigo ligero
Festival Boreal, Los SilosMúsica y sostenibilidadConciertos, talleres y arte en un casco norteño preciosoFechas variables. Reserva alojamiento con tiempo
Barranco de RuizSendero entre San Juan de la Rambla y Los RealejosLaurisilva de barranco, cascadas estacionales y miradoresDesnivel moderado. Suelo húmedo en invierno, bastones recomendables

Cómo moverse, sin complicaciones

  • Coche de alquiler: ofrece libertad para encadenar varios pueblos en un día y detenerse en miradores. Las carreteras de cumbre y de Teno y Anaga son estrechas y con curvas, por lo que conviene paciencia y madrugar.
  • Guaguas: la red de TITSA conecta capitales con norte y sur, y llega a caseríos como Taganana. Es una opción sostenible y cómoda si planificas horarios.
  • A pie: Tenerife conserva antiguos caminos reales que enlazan caseríos. Rutas señalizadas en Anaga, Teno, Orotava y el entorno de Chinyero permiten saborear paisaje y patrimonio con calma.

Un apunte útil: revisa el estado de senderos y accesos antes de salir. Algunos tramos se regulan por conservación o por riesgo meteorológico.

Consejos para un viaje más responsable

  • En charcos y costas abiertas, consulta mareas y oleaje. Si el mar está bravo, no te metas.
  • En reservas y parques, camina solo por senderos. La flora endémica es frágil y tarda años en recuperarse.
  • Lleva siempre agua, algo de comida, protección solar y una prenda de abrigo en zonas altas.
  • Aparca en lugares habilitados y respeta el descanso vecinal. Los cascos históricos son para disfrutarlos en silencio.
  • Si visitas ermitas o templos durante celebraciones, entra con discreción. La hospitalidad canaria es grande, la sensibilidad, también.

Sabores que visten la mesa

Una buena mesa canaria reúne sencillez, producto y memoria. No te vayas sin:

  • Papas arrugadas con mojo rojo y verde.
  • Queso de cabra fresco o curado, a veces ahumado, con miel de la isla.
  • Gofio amasado y potajes de verduras de temporada.
  • Pescados locales: vieja, cherne, cabrilla, morena. A la plancha o en cazuela.
  • Vinos del norte con variedades autóctonas y malvasías aromáticas.
  • Dulces de almendra, truchas de batata en invierno y rosquetes.

Los guachinches, casas de comida donde se sirve vino propio y platos caseros, son una institución en el norte. Pregunta por los guachinches abiertos en los pueblos en temporada y reserva si viajas en fin de semana.

Agenda viva: fiestas que merecen el viaje

  • Corpus en La Orotava: alfombras efímeras de flores y arenas que tapizan el casco. Arte, devoción y comunidad trabajando en una misma dirección.
  • Agosto en Candelaria: peregrinaciones y actos populares junto al mar. Una vivencia que emociona.
  • Verano en Garachico: Santa Ana y San Roque llenan calles, balcones y plazas de música y trajes tradicionales.
  • Taganana, 5 de agosto: fiesta de la Virgen de las Nieves, cohetes, bailes y olor a pescado fresco.

La isla entera late al ritmo de romerías, mercados y festivales, convirtiendo el turismo en una experiencia única. Con un calendario en la mano puedes encajar tu viaje con una celebración que lo cambie todo.

Un itinerario de 5 días para saborear lo esencial

1º día: La Orotava y El Sauzal

  • Mañana: paseo por el casco, casas patrimoniales, patrimonio cultural y café en patio.
  • Tarde: Casa del Vino para entender la viña isleña y brindar con vistas.

2º día: Garachico y San Juan de la Rambla

  • Mañana: baño en charcos si el mar lo permite, casco histórico y castillo.
  • Tarde: Charco de La Laja y merienda con repostería norteña.

3º día: Icod y Chinyero

  • Mañana: Drago y casco.
  • Tarde: Cueva del Viento con guía. Al regreso, rodeo por el paisaje negro de Chinyero.

4º día: Taganana y playas de Anaga

  • Mañana: carreteras de cumbre y miradores.
  • Mediodía: mesa junto al mar con pescado del día.
  • Tarde: Benijo al atardecer, regreso con paradas en miradores.

5º día: Masca y costa sur ventosa

  • Mañana: caserío de Masca, miradores y, si procede, sendero con reserva.
  • Tarde: Montaña Roja y paseo por El Médano con viento y cometas en el cielo.

Si cuentas con un día extra, añade Malpaís de Güímar y Pirámides, o guarda una jornada para Santa Cruz y su mercado histórico, que es una lección de gastronomía en directo.

Detalles que marcan la diferencia

  • El mejor momento para los senderos largos es la primavera y el otoño. Invierno trae nubes bajas en la vertiente norte, algo que embellece Anaga y refresca las caminatas.
  • Lleva dinero en efectivo para pequeños talleres, ermitas y guachinches. No todos aceptan tarjeta.
  • Reserva con tiempo visitas guiadas con cupo, como la Cueva del Viento, y el descenso del barranco de Masca si está operativo.
  • La meteorología cambia con rapidez entre costa y medianías. Planifica con capas y deja margen para improvisar según cielos.

Un mapa mental para orientarte

  • Norte verde y volcánico: Garachico, Icod, La Orotava, San Juan de la Rambla. Vinos, balcones, charcos, tapices de flores.
  • Montes de cuento: Masca en Teno, Taganana en Anaga. Barrancos, laurisilva, carreteras de postal.
  • Costa este y sur natural: Candelaria y la línea de peregrinación, Güímar y sus malpaíses, El Médano con viento y luz.

Cada zona pide un ritmo distinto. Alterna costa y montaña, patrimonio y sendero. Y deja hueco para una sobremesa larga y un baño sin reloj.

Tenerife, cuando se recorre por sus pueblos bonitos, revela su carácter más íntimo: la convivencia entre piedra volcánica y madera cálida, entre rezos antiguos y músicas nuevas, entre recetas heredadas y vinos jóvenes que miran lejos. Quien se acerca con curiosidad regresa con una colección de imágenes y sabores que no caducan. Y con ganas de volver.

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