Fotografía en blanco y negro de César Manrique, reconocido artista y arquitecto canario, posando junto a una de sus obras abstractas.

El 24 de abril fue el centenario del nacimiento de César Manrique.

César Manrique: un contemporáneo del futuro

César Manrique centenario: Arte y legado en Lanzarote

Un visionario del siglo XX

El 24 de abril se celebró el centenario del nacimiento de César Manrique. Artista integral (pintor, escultor, arquitecto), gran comunicador que dedicó toda su vida al amor por su tierra: Lanzarote primero, y luego Canarias. La isla que dio a luz a este artista polifacético, amado y apreciado en todo el mundo, inauguró el 24 de abril un extenso programa de eventos y actividades dedicados a él, que también incluye una exposición itinerante que recorrerá todo el archipiélago durante un año, en memoria de quien fue un gran comunicador, pedagogo y mentor de su amada isla, Lanzarote.

La visión futurista de César Manrique

Un visionario que recorrió ese futuro que aún nadie imaginaba. Su pensamiento crítico, la visión del territorio, la evolución del turismo responsable y el desarrollo sostenible fueron conceptos pioneros que supo desarrollar y seguir hasta el final de sus días. El proyecto expositivo “100 años: Lanzarote y César”, promovido por el Cabildo de Lanzarote, recorrerá todas las Islas Canarias. El carácter itinerante de la exposición permitirá acercar la figura de César Manrique y la evolución de Lanzarote en el último siglo a todas las islas, así como estimular el turismo interno entre ellas.

El siglo de César: Transformación y arte en Lanzarote. El cambio en los años 60 y 70

Una exposición que destaca el movimiento reinventor que “sacudió” la isla de Lanzarote en los años 60 y 70 del siglo pasado, justo cuando se instaló el primer desaladora y se inauguró la primera conexión aérea con pasajeros. La isla se abrió al sector económico del turismo, que influiría tanto en la vida y desarrollo de este territorio insular como de todo el archipiélago. La figura de Manrique es fundamental para entender lo sucedido durante lo que se puede definir, a todos los efectos, como “el siglo de César”, en un territorio frágil, difícil y lejano como el de Lanzarote.

Un legado cultural y paisajístico

La visión de Manrique sobre su tierra, su archipiélago, encaja perfectamente como el signo más profundo de lo ocurrido en toda España durante el siglo XX: la interpretación de un paisaje, la construcción de una visión, la creación de una historia capaz de situar el volcán y la lava en el centro de la imaginación de la gente.

El arte hecho naturaleza. Una estética única y respetuosa

Su arte fue hecho para complacer a las personas, un arte que nació del amor y de una sensibilidad extraordinaria que se movía incesantemente hacia la belleza. Y la de Lanzarote es una belleza seca, rugosa, volcánica, salvaje, donde la luz y el color despiertan un atractivo inexplicable. Arquitectura tradicional, reminiscencias bizantinas, inmaculadas paredes blancas, ventanas verdes y azules. Este pequeño paraíso, como todo el archipiélago, esconde tesoros que te enamoran.

Integración del arte y la naturaleza

En pocos años, Manrique supo insertar su obra en el territorio canario, no para modificarla, sino para realzar sus características. Elaboró nuevas categorías estéticas, parte de una idea que denominó “arte-naturaleza/naturaleza-arte”, con la que supo integrar diversas manifestaciones artísticas en sus obras paisajísticas (miradores, jardines, revalorización de espacios degradados, costas, etc.), siempre en nombre de un diálogo respetuoso con la naturaleza.

Obras emblemáticas de César Manrique

Entre sus obras realizadas en el archipiélago, nos gusta recordar en Lanzarote: los Jameos del Agua, El Taro de Tahíche (su casa); en Tenerife: Lago Martiánez, en Puerto de La Cruz; el Parque Marítimo, en Santa Cruz; en La Gomera: el Mirador de El Palmarejo; en El Hierro: el Mirador de La Peña.

Dio forma a los paisajes, pero su arte, su movimiento también lo expresó con maravillosas palabras: “El hombre no fue creado para esta artificialidad, hay una imperiosa necesidad de volver a la tierra, de palparla, olerla. Esto es lo que siento”.

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