Paseo San Telmo en Puerto de la Cruz en tiempo real
paseo marítimo en el casco turístico del Puerto de la Cruz

Paseo San Telmo: el corazón marinero de Puerto de la Cruz
En el corazón del Atlántico, la isla de Tenerife guarda secretos que se revelan poco a poco al visitante. Uno de sus mayores tesoros es Puerto de la Cruz, una ciudad costera que irradia vida, historia y belleza paisajística. Desde su plaza central, con el emblemático Charco, hasta sus encantadoras playas, este rincón del norte de Tenerife ofrece una experiencia auténtica donde la naturaleza y la arquitectura se funden. Entre todos sus rincones, destaca especialmente el Paseo de San Telmo, un lugar con un encanto histórico y vistas inigualables.
Este espacio, donde la brisa marina acaricia los sentidos y el sonido de las olas acompaña cada paso, invita a descubrir la esencia más auténtica del norte de Tenerife. En definitiva, San Telmo combina tradición, cultura y naturaleza en un entorno sereno y accesible, lejos del bullicio turístico masivo.
Un paseo entre la historia y el mar
San Telmo debe su nombre al patrón de los marineros, y su identidad se forjó durante siglos bajo la protección de la pequeña ermita que lo preside desde el siglo XVIII. Por lo tanto, caminar por este tramo es recorrer la memoria viva de un pueblo unido al mar, donde aún resuena la huella de pescadores y comerciantes.
Además, las vistas desde el paseo son inolvidables: el azul profundo del Atlántico contrasta con el perfil imponente del Teide. Esta mezcla de bullicio urbano y serenidad oceánica crea una atmósfera única, ideal tanto para la contemplación como para el paseo relajado.
Rincones emblemáticos del Paseo San Telmo
- Ermita de San Telmo: pequeña, blanca y sencilla, es uno de los símbolos más queridos. Su silueta se alza sobre las rocas volcánicas, ofreciendo un refugio de paz frente al mar.
- Miradores: a lo largo del paseo hay varios puntos estratégicos para detenerse, fotografiar o simplemente disfrutar del aire libre con una sensación de amplitud y libertad.
- Accesos directos al mar: bajando unos escalones, es posible tocar el agua o sentarse sobre las rocas a leer, charlar o contemplar el horizonte.
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