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Jardines Victoria – Jardín Histórico en Tiempo Real

Jardines Victoria con una curiosa historia y bella panorámica

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Vista de los jardines del Marquesado de La Quinta Roja

Descubre jardines victoria: un paraíso escondido

Hay lugares que combinan belleza, memoria y vistas largas de forma tan natural que uno siente que el tiempo baja el ritmo. En La Orotava, ese lugar tiene nombre propio: un jardín escalonado, uno de los jardines públicos más emblemáticos de las islas canarias, que desciende en terrazas hacia el valle, surcado por fuentes, flanqueado por palmeras y coronado por un pequeño templo de mármol. Su diseño paisajístico invita a mirar hacia dentro y hacia el horizonte al mismo tiempo, ofreciendo una inmersión en la naturaleza y en la historia de la Villa.

Un jardín con biografía propia

Nació de una historia familiar y de una decisión valiente. A finales del siglo XIX, Sebastiana del Castillo pidió honrar la memoria de su hijo, Diego de Ponte del Castillo, VIII marqués de la Quinta Roja. La controversia religiosa de su época impidió su entierro en suelo consagrado. La respuesta llegó en forma de jardín ceremonial, un espacio de belleza pública tejido sobre una ladera que dialoga con el casco histórico de la Villa y se alinea con el espíritu de turismo en canarias.

Entre 1882 y 1884, el arquitecto francés Adolphe Coquet materializó el proyecto. Eligió un diseño ecléctico, de inspiración historicista y diseño paisajístico cuidado, con un recorrido ascendente que culmina en un mausoleo policromo realizado en mármol de Lyon. Ocho columnas corintias sostienen la estructura. En la puerta, una omega grabada sugiere despedida y tránsito.

El panteón quedó vacío una vez permitida la sepultura en cementerio, pero el jardín permaneció como testimonio de aquel pulso entre masonería y clerecía, y como regalo para la ciudadanía. Con el paso del tiempo, la antigua mansión vinculada al conjunto se transformó en el histórico Hotel Victoria y, más tarde, tanto edificio como jardines pasionales pasaron a ser de titularidad municipal. Hoy es un icono local, Bien de Interés Cultural y un vivo ejemplo de la naturaleza en su estado más inspirador.

Siete niveles que doman la ladera

El terreno impuso el lenguaje: terrazas escalonadas, plazas ajardinadas en cada nivel y escalinatas laterales que cosen el conjunto. El visitante sube y baja como por un pequeño anfiteatro verde, donde cada detalle, desde el rumor del agua hasta la sombra entre las hojas, resalta la riqueza de la naturaleza y el diseño paisajístico. En cada plataforma, un detalle distinto: bancos de piedra tallada, surtidores de agua modestos, pavimentos con motivos, parterres densos y pasillos sombreados.

El remate, en la cota más alta, actúa como faro visual del conjunto. El mármol blanco, las cornisas y el cromatismo del mausoleo dialogan con el cielo luminoso de Tenerife, una de las islas canarias, y crean un contraste rotundo con el verde de las terrazas inferiores. Nada es casual: el eje central alineado, la secuencia de escalones y la vegetación guían la mirada hacia el valle.

Pequeñas fuentes oxigenan el ambiente y suavizan la temperatura. Las balaustradas contienen la pendiente sin cortar el horizonte, mientras que los muros encalados reflejan la luz y señalan el camino, marcando una experiencia para los amantes de las panorámicas de canarias.

LA OROTAVA
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