Bajamar – Piscinas Naturales en Tiempo Real
tres piscinas naturales y una playa de arena rubia, ideales para disfrutar del clima de bajamar

Un paraíso acuático en bajamar
Si te gusta el mar con carácter y el baño tranquilo a la vez, Bajamar te atrapa sin avisar. Ubicado en Tenerife, en el corazón de las islas canarias, este destino ofrece una experiencia única: playas de canarias con encanto y la posibilidad de disfrutar del mar, incluso en condiciones tidal que realzan la fuerza de la naturaleza.
La luz es limpia, el faro recorta el horizonte y los alisios refrescan. Es asombroso ver cómo el ciclo lunar influye en el vaivén del océano, comportándose de forma especial durante la pleamar y la bajamar, lo que permite a los bañistas disfrutar de ambientes distintos a lo largo del día. Se entiende por qué tanta gente repite visita.
Por qué engancha a primera vista
Bajamar es costa de roca volcánica y olas sonoras, con un paseo marítimo amplio, miradores sencillos y esa sensación de pueblo de verano que no caduca. No hay prisa, hay ritual: mojar los pies, medir la temperatura, tomar aire y dejarse flotar. La armonía que se percibe es similar a la magia que ofrece el tiempo en canarias, haciendo de cada jornada un recuerdo imborrable.
El clima ayuda. El nordeste de Tenerife ofrece una primavera larga casi todo el año, con tardes doradas y un aire salino que invita a caminar. Si miras hacia el interior, las laderas ascienden hasta Anaga, verde y quebrada. Si miras al mar, la línea de Punta del Hidalgo te acompaña como referencia constante.
Tres piscinas, una playa rubia y ganas de quedarse
El conjunto de baño es el corazón de la experiencia:
- Dos piscinas de gran tamaño, alimentadas por el propio mar, con muros que amortiguan el oleaje, comportándose de forma espectacular durante la pleamar.
- Una tercera lagunita para peques, muy resguardada.
- La playa de arena rubia contigua, urbana y luminosa.
Todo está pensado para que el día fluya: hay socorristas en temporada, vestuarios y duchas de acceso público, pasarelas y rampas anchas aptas para carritos y silla de ruedas, y un paseo con bancos que invita a leer, tomar un helado o simplemente mirar el horizonte. El oleaje fuera puede rugir, pero dentro se nada sin sobresaltos. Los cambios de marea, impulsados por el sistema tidal y el ciclo lunar, brindan matices únicos a la experiencia.
El conjunto luce bandera azul con frecuencia, aval de limpieza y servicios, y suele contar con:
- Baños y vestuarios gratuitos.
- Zonas de sombra y lavapiés.
- Accesos accesibles, también al área infantil.
- Amplio aparcamiento en superficie.
- Cafeterías, restaurantes y comercios a menos de 5 minutos a pie. Por ejemplo, disfrutar de una tapa o un café puede costar tan solo €15,00, un precio muy asequible para saborear lo mejor de la gastronomía local.
Al caer la tarde, el faro de Bajamar y las vistas hacia Punta del Hidalgo ponen la guinda. Muchos opinan que el atardecer, visto desde el borde de la piscina, es de los buenos de Tenerife.
Naturaleza a escala humana: charcos vivos, palmeras y Anaga a la espalda
Los charcos no son solo una idea brillante para bañarse. Son pequeños laboratorios de vida. Entre rocas asoman crías de pez, lapas, cangrejos y algas que tiñen de verde las paredes. En invierno, algunas aves marinas migratorias encuentran aquí una escala amable.
Muy cerca, el Barranco de Vargas conserva uno de los últimos palmerales termófilos autóctonos de la isla. Dragos, cardones y tabaibas llenan las laderas más bajas, mientras que, a medida que asciendes hacia Anaga, aparecen el monteverde y la laurisilva. Todo ese mosaico vegetal se adivina desde la misma costa.
Para quien quiera combinar baño y senderismo, existen rutas señaladas que enlazan con el Parque Rural de Anaga. Desde Cruz del Carmen se desciende hasta Punta del Hidalgo pasando por miradores con mar de nubes, y desde el propio litoral salen caminos que suben suave hacia los barrancos. Preparación básica, calzado adecuado y respeto por las normas del parque bastan para disfrutar.
Espacios y momentos recomendados
| Espacio – experiencia | Mejor momento | Consejos rápidos |
|---|---|---|
| Piscinas naturales | Mañanas con marea media y tardes de luz suave | Calzado de escarpín para no resbalar en roca húmeda; vigila banderas y aviso de socorristas |
| Playa de arena rubia | Mediodía a media tarde en días poco ventosos | Oleaje puede ser vivo fuera de diques; controla a los peques siempre |
| Charcos intermareales | Marea baja, días claros | Observa fauna sin removerla; fotografía sin extraer especies; perfectos para captar vistas en tiempo real |
| Barranco de Vargas y palmeral | Primeras horas del día | Agua, gorra y respeto a sendero marcado |
| Paseo hasta Punta del Hidalgo | Atardecer | Lleva cortavientos ligero; el regreso de noche requiere frontal si te alejas del paseo urbano |
Cultura marinera, ermitas y fiestas que laten cada verano
Bajamar es mar y también memoria. El pueblo conserva ermitas queridas, como la del Gran Poder de Dios y la de San Juan, ambas con siglos a sus espaldas. La Plaza de la Fonda y la Avenida del Sol hablan de los primeros veranos, cuando se levantaron los alojamientos pioneros para disfrutar del baño. En tiempos hubo aquí una batería costera con tres cañones defendiendo la entrada; hoy solo queda el relato, pero la historia pesa lo justo para darle carácter al paseo.
El calendario festivo lo llena todo de color. En agosto, las fiestas del Gran Poder reúnen a vecinos y visitantes con procesión marítima, música y fuegos sobre el agua. En verano vibra el Festival Internacional Folklórico de Bajamar, organizado por la Agrupación Isogue. Y hay citas nuevas, con sabor local y guiño saludable: el encuentro gastronómico Cañas y Camarones, con paella gigante y tapeo marinero, o la Hidrosfera, que mezcla talleres familiares, yoga y educación ambiental.
Se come bien y sencillo: pescados del día, papas arrugadas, lapas con mojo, ceviches que miran al Atlántico y cervezas artesanas que refrescan después del baño.


